¡Hola amigos! Como hoy no sé de que hablar, contaré una historia de miedo, a ver que os parece :)
Estos son unos amigos que estaban de fiesta una noche de verano cualquiera, un grupo de amigos cualquiera, vamos, lo normal. Los amigos estaban hablando de los espíritus , del diablo y de todos los fenómenos paranormales, pero en plan cachondeo. Uno de ellos dijo :
-¿Y si vamos al cementerio a hacer la wija?
Al principio, todos se quedaron en blanco, asombrados, sin saber que decir, impresionados. Pero luego se echaron a reír, y dijeron :
- Jaja, vale si es todo mentira. No existen ni los espíritus, ni los diablos, ni nada de esos fenómenos.
Eran las doce de la noche, todo estaba bastante oscuro en ese pequeño pueblo donde la luz de las farolas era tenue , bastante escasa. El grupo de amigos inició la marcha bajo la oscuridad intensa de la noche, sin miedo, con risas todo y cachondeo. De repente, uno de ellos dijo :
-Voy a mi casa, que está cerca del cementerio, a por el material necesario para la wija. Mi hermana hizo esa con sus amigas y lo tiene.
-¿Y la pasó algo? - preguntó una de las chicas a su amigo-
-Volvió a casa con sangre, según ella, los espíritus le tiraron el vaso a la cara, pero yo no la creo. Creo que se emborrachó y se volvió loca, jaja.
-¡Tu hermana sueña! ¡Jajaja!- se rieron todos a la vez-
El chico no tardó nada en volver con el material necesario para hacer la wija, y siguieron el camino hacia el cementerio bajo la oscuridad de la noche. Ni tan siquiera había luna, por eso habían tenido la precaución de coger linterna. De repente, la chica favorita del grupo, dijo :
-No tenemos llave para entrar... -dijo ella riéndose-
-Lucía, pareces tonta- le dijo su amigo- Le he pedido la llave al alcalde
-¿Y te la ha dejado? - dijo ella, extrañada.
-Pues sí, le he dicho que iba con mi tía a ver a un familiar.. Tu tranquila, ¿vale?
-¡Si yo estoy muy tranquila! ¿A quién vamos a invocar? Jajaja.
-¿Invocamos a Verónica Jaja? Según la loca de mi hermana, es la hija del diablo, y según ella, fue quien le tiró el vaso a la cara.
-Venga va. Luego nos reímos de tu hermana-dijo Lucía-
-JAAJAJA! - todos se rieron a la vez-
El chico abrió la llave del cementerio, y se abrió despacito, muy poco a poco, chirriando.El grupo de amigos pasó, con la linterna encendida, como no.
Se sentaron en el centro del cementerio, que era bastante pequeño, pues el pueblo donde estaban no tenía más de cien habitantes. La más mayor del grupo, Ana, empezó a decir :
-Verónica Jajaja.. sabemos que no existes, sabemos que todo es mentira, todo esto lo hacemos en plan sarcástico, pero en caso de que estés ahí, que no creo, ¡APARECE! Jajajajajaajajajaja !
-Jajajajjajajaja- todos se empezaron a reír y a hacer bromitas-. Pero muy pronto se dejaron de reír cuando vieron que el vaso se movía , y formaba un mensaje así :
-"Dejad de reíros de los espíritus, tendréis problemas. Si no los queréis, será mejor que os vayáis"
-¡Venga ya- dijo Ana- ¿Quién ha movido el vaso? ¡No hace gracia!- dijo ella, que no sabía si reír o llorar-
-¡Ana!-dijo Lucía- ¡Nadie ha movido el vaso! ¿Quién lo va a mover? Pero si quieres, nos alejamos un poco más de la wija.
Así lo hicieron, se alejaron más de la wija, y volvieron a decir :
-Verónica Jajaja, si es que existes aparece..
El vaso se volvió a mover, y esta vez formó un mensaje así.
-"Estáis haciendo que mi paciencia se acabe. ¿No veis que si que existimos? Si no queréis problemas, será mejor que os vayáis... Os pasarán cosas malas.. muy malas..
Ana empezó a llorar y a decir :
-Vamos a alejarnos más, ¡no me fío!
-¡Joder, Ana! Nos ponemos de pie y nos ponemos a 16 metros si hace falta!-dijo Lucía-
-No hace falta.. Mirad.. nos cogemos todos de la mano, y si el vaso se mueve... lo creeré.-dijo Ana, casi llorando-
Así lo hicieron, se cogieron todos de la mano, y volvieron a decir :
-Si existes, Verónica Jaja, vuelve a darnos otra "señal"
Esta vez, el vaso se levantó, y cayó al suelo y se rompió. La linterna se apagó, y oyeron un grito. La linterna se volvió a encender, y había un mensaje así :
-"Nos habéis enfadado ya. Os vais a enterar".
Ana empezó a llorar y a pedir perdón a todos, empezó a buscar a su amigo, le encontró con el cristal del vaso clavado en un ojo. Empezó a gritar :
-¡Alberto! ¡Alberto! ¿Estás bien?
-No...Llévame a casa..
Ana le cogió a caballito, y le dio un pañuelo para el ojo.. Iba a abrir la puerta, pero empezó a gritar otra vez :
-¡Está cerrada! ¡Está cerrada! ¿Pero no estaba abierta?
La intentaron abrir todos, pero era imposible. Hasta la llave, que tenía Alberto, había desaparecido. Ana le quitó el cristal poco a poco, cosa que a Alberto le hizo gritar de dolor. Cuando Ana se lo logró quitar, Alberto estaba sangrando y gritaba de dolor.
Ana, preocupada dijo :
-¿Alguien lleva agua?
-Sí yo..-dijo Lucía-La tenía para mojarnos luego en plan cachondeo aquí, como creía que era todo mentira...
Ana cogió la botella de agua, un pañuelo y se lo puso a Alberto en el ojo. Pero Alberto se quejaba cada vez más del dolor, que era insoportable.
De repente, se dieron cuenta de que faltaba gente . Solo estaban : Alberto, Lucía, Ana, Manuel, Debora, Jennifer, Jorgina, Núria, Beatriz y Jorgina. Estaban todos, menos dos chicos y dos chicas. Ricky y Regina, y Ignacio y Francisco, ¿que habían sido de ellos?
Oían gritos de ellos, empezaron a buscarlos como locos, pero no los encontraban por ningún sitio. Lucía quería huir de allí, pero quería irse con todos sus amigos. Lucía se cayó, y no podía levantarse, y de repente notó que tenía una rama de un árbol atada a su pierna, y que esa rama la quería arrastrar. Empezó a gritar, y vino su mejor amigo, que con su fuerza logró salvarla. Su mejor amigo sabía que ella era débil y que no se podría defender, por eso, desesperado, la cogió a caballito y saltó la alta valla del cementerio. Le costó, lo tuvo que hacer unas diez veces. Cuando estaba a punto de rendirse y de ponerse a gritar para ver si alguien lo oía, lo logró. Lo malo es que cayeron mal y se hicieron daño los dos. ¿Pero qué importaba? Había salvado la vida de su mejor amiga.
-¡Julián! ¿Qué hacéis? ¡Sois unos cobardes!-dijo Ana-
-¡Y tú eres una egoísta!-le dijo él- Lucía es débil, no se puede defender, si la pasa algo, la culpa la tenemos nosotros, porque es la más débil del grupo. Lo único que he echo es actuar como un buen amigo y salvarla, algo que tu no hubieras echo nunca.
Ana se quedó sin saber que decir. En el fondo le gustaba Julián y no sabía como decirlo. A él también le gustaba ella, pero los nervios de la situación y su sinceridad le hicieron decir eso.
-Julián-dijo Lucía- Por favor, vete, iros todos..
-Lucía, vete tu-dijo Ana de repente, que había saltado la verja- Eres la más débil del grupo. ¡Vete! Yo te acompaño a casa si quieres.
Ana y Lucía se fueron corriendo. Julián las siguió. Los demás lo vieron, y los intentaron imitar, pero cuando lo lograron, Ana, Lucía y Julián ya estaban en el pueblo, tan rápido que habían corrido.
Al día siguiente, seguían sin saber nada de Ricky, Regina, Ignacio y Francisco. Querían ir al cementerio, con la esperanza de que se hubieran salvado y hubieran logrado escapar. Fueron al cementerio, esta vez bajo la luz del sol. Cuando fueron, lo que encontraron fueron todo lo contrario a lo que ellos deseaban.
Encontraron a sus cuatro amigos ahorcados en la puerta del cementerio, justo en los árboles del centro del cementerio, donde ellos se habían sentado a hacer la wija.. Ahí estaba el vaso roto, con los cristales llenos de sangre, y un mensaje que decía así :
-"Os avisé dos veces, pero a la tercera va la vencida. Espero que hayáis aprendido la lección".
No pudieron ver por más tiempo la terrorífica escena. Sus amigos no solo estaban ahorcados, y con la saliva en la cara, sino que estaban con la cara llena de sangre completamente y con la ropa totalmente echa harapos, rasgada totalmente, y con los ojos llenos de sangre.
Fueron rápidamente a avisar a los mayores. Les dijeron que habían ido a dar a un paseo, porque evidentemente no iban a contar la verdad, y que se encontraron así a sus amigos. Los mayores no lo pensaron dos veces, llamaron a los forenses, no querían tocar esos cadáveres, tal era la sucia pinta asquerosa que tenían.
Esa noticia hasta salió en los periódicos del pueblo, y nadie ha podido olvidar aún la macabra escena..
Pero sobre todo, los que están muy arrepentidos y mucho, y ahora creen en los fenómenos paranormales tras haber recibido un escarmiento, son Lucía y su grupo de amigos. Siguen siendo amigos, lo siguen pasando bien, pero siempre que se acerca el aniversario de la muerte de sus amigos, van al cementerio a visitarlos con lágrimas en los ojos y pidiendo perdón a sus amigos, y a los espíritus por no haberlos creído.
"Y es así , como no debéis burlaros de los espíritus, las consecuencias pueden ser fatales".
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